El humo de la tercera fumata en la chimenea fue blanco. Así, los cardenales encerrados en la Capilla Sictina le comunicaron al mundo que ya eligieron al sucesor de Benedicto XVI. El nombre se conocerá en breve.
La tercera fumata desde que comenzó el Cónclave ayer fue blanca. Unas 24 horas tardaron los cardenales en ponerse de acuerdo y elegir a un nuevo Papa. A las 19.06 locales (15.06 de Argentina) las campanas de la Basílica de San Pedro y un denso humo blanco anunciaron al mundo, y en especial a los católicos, que tienen nuevo líder.
Los 115 cardenales electores tardaron casi lo mismo que en 2005 cuando eligieron a Joseph Ratzinger en abril de ese año al frente del Vaticano. Precisamente, la renuncia de Benedicto XVI fue la que abrió las puertas para este nuevo cónclave del siglo XXI, algo que no había ocurrido en 600 años.
En un rito que viene repitiéndose desde tiempos inmemoriales, la chimenea de la Capilla Sixtina anunció que los cardenales eligieron por amplia mayoría al nuevo pontífice que guiará a los 1.200 millones de fieles que profesan la religión católica en unos tiempos especialmente difíciles.
El nombre y la nacionalidad del cardenal electo y el nombre que elija como Papa no se conocerán hasta que se pronuncie el famoso “Habemus Papam» (tenemos Papa) desde el balcón de la basílica de San Pedro dentro de 30 minutos a una hora.
«Anuntio vobis gaudium, habemus Papam» (Os anuncio una gran alegría, tenemos Papa), dirá el cardenal protodiácono, el francés Jean Louis Tauran, el encargado de revelar la identidad del flamante pontífice.
El recién elegido se asomará entonces para impartir su primera bendición «urbi et orbi» (a la ciudad y al mundo) vestido por primera vez con la sotana blanca papal.
En este momento, el nuevo Papa, que ha tenido que aceptar el cargo para que salga el humo blanco, está siendo llevado a la Sala de las Lágrimas, donde será vestido con uno de los tres trajes -de diferentes talles- que esperaban al nuevo pontífice.
El humo blanco de la chimenea regó el lluvioso cielo de Roma en la tarde del segundo día de cónclave y tras sólo dos fumatas negras.
Miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro celebraron con júbilo la fumata, mientras las campanas de la basílica empezaban a repicar para festejar la noticia, tal y como manda la tradición. «Viva el Papa, viva el Papa», fue el grito que estalló en los alrededores del Vaticano.
Esta vez fueron necesarias cinco votaciones para que la Iglesia tuviera nuevo líder. En 2005, cuando eligieron a Ratiznger, el cardenal alemán resultó ganador en la cuarta. En la primera había sacado 47 votos; en la segunda 65; en la tercera 72. Fue elegido como Benedicto XVI en la cuarta, con 84 votos. El total de cardenales electores, menores de 80 años, era de 115, como ahora. Las cuatro votaciones duraron en horas menos de un día en aquella ocasión.
El nuevo Papa deberá ejercer sus funciones con su predecesor en vida -Benedicto XVI quien renunció a su cargo el 28 de febrero-. Este pontificado marca el inicio de una nueva Era para la Iglesia católica, sacudida en los últimos años por escándalos y controversias.
Con esta elección concluyen cuatro semanas inéditas en la historia moderna de la Iglesia después de la renuncia inesperada de Benedicto XVI, alegando «falta de fuerzas», un hecho sin precedentes en los últimos siete siglos.
El nuevo pontífice también tendrá que responder a los escándalos que estallaron durante el último pontificado, como el de los abusos sexuales a menores o el caso «VatiLeaks» de filtración de documentos confidenciales del pontífice que terminó por revelar una trama de abuso de poder en la Curia, el gobierno central del Vaticano.
A estos problemas, se suma una pérdida de influencia de la Iglesia debido a la disminución de fieles y a las críticas de una parte de los católicos por hacer oídos sordos a la evolución del mundo moderno en temas como el papel de la mujer en la Iglesia y la sexualidad.
Los 115 cardenales, de 51 países de los cinco continentes, entraron en cónclave ayer. Según la constitución apostólica, debían permanecer recluidos hasta que un candidato obtuviera dos tercios de los votos, en este caso 77.
Un puñado de favoritos figura entre los nombres más citados por los expertos, entre ellos un italiano, el arzobispo de Milán, Angelo Scola, de 71 años, y tres prelados del continente americano: el brasileño Odilo Scherer, de 63 años, arzobispo de San Pablo y considerado el candidato de la curia; del canadiense Marc Ouellet, prefecto de la congregación para los Obispos y discípulo de Benedicto XVI; y del mediático estadounidense Timothy Dolan, de 63 años y arzobispo de Nueva York.
La Iglesia católica enfrenta una crisis con múltiples aristas que debería obligarla a adoptar reformas, simplificar sus estructuras, introducir nuevas maneras de tomar decisiones en forma colegial y sobre todo hacer limpieza en sus finanzas por las críticas a la falta de transparencia en la gestión de su banco, el Instituto de Obras de Religión (IOR).
Encontrar soluciones al descreimiento creciente y a la fuga de fieles hacia otras religiones, como las evangélicas en Latinoamérica, así como a la disminución de las vocaciones, serán otros retos del nuevo Papa, cuyo primer viaje importante debería ser a Brasil para asistir en julio a la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro.
Fuente: AP, AFP, EFE y ANSA
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