Hemos visto que en diferentes locaciones, la gente del lugar suele denunciar la existencia de animales por demás raros. Muchos de ellos monstruosos entes de difícil clasificación, otros indudablemente de otros mundos y algunos pocos de otras eras de la historia planetaria.
No solo en el lago Ness, en el de Bariloche o en el ex – Congo Belga se han referido cosas algo por el estilo. Las pocas personas que viven en estos lugares han descripto las características propias de pterosaurios: que vuelan, tienen dientes en sus enormes picos, una gran protuberancia sobre la cabeza y mínimo plumaje tornasol.
Ya en el siglo XXI, quedan pocos lugares con sitios inexplorados, pero ninguno como los interiores de la Isla de Nueva Guinea (Papúa), a solo 200 Kilómetros de las costas de Australia.
Es un terreno muy peligroso para el ser humano: con bacterias y virus muy enfermantes, aparte de parásitos siempre alertas a infectar al humano.
Es la zona de la Tierra con mayor biodiversidad, mucha de la cual es aún menos conocida que la fauna y flora abisal.
El clima es caluroso y húmedo, muy similar al de hace 100 millones de años, prácticamente sin representantes humanos y grandes carniceros de cualquier especie.
Un lugar ideal para que medren los animales con más libertad de movimientos de esos pretéritos años.
Hablamos ya de las disfunciones espacio –temporales, en los artículos de visualización monstruosa o de hechos descomunales como los grandes oleajes incomprensibles, etc., hoy nos referiremos a estas otras especies, de la familia pterodáctila, desaparecidos de la faz de la Tierra hace millones de años.
En un ambiente como el descripto y su gran movilidad, les permitió escapar de sus “burbujas espacio- temporales” e invadir todo el interior de la gran isla.
Escaparon de volver a su tiempo y les posibilitó medrar es los únicos parajes con hábitat bastante semejante al de su propia época.
Por lo tanto parece que estos han podido radiarse en especies de hábitos preferentemente nocturnos con electro- luminiscencia –impensado en este tipo de animales; como el plumaje de la transición entre dinos y aves primitivas, recién descubiertos en la última década del siglo XX, en diversos lugares de China-, de seis o hasta diez metros de envergadura alar, de pesos variables, entre 80 a 230 kilos, carroñero – carnicero. Pueden elevar en vuelo cargas de hasta 60 Kilos o algo más (humanos pequeños, niños, mamíferos, reptiles etc., o son capaces de desenterrar muertos humanos recientes, por los que parecen tener debilidad sibarítica debido a la evolución genética, notable implicancia en lo referido a gustos- los humanos seríamos deseados por nuestras carne por los dinosaurios carnívoros, de estar todos ellos con vida!-).
Las expediciones, muy rudimentarias hasta ahora, por las crisis económicas, por lo poco conocido del lugar y las dificultades enunciadas no han podido aún determinar nada fehaciente al respecto, pese a cargar con instrumental adelantado.
Las distorsiones espacio- temporales ocasionadas por naves alienígenas en diferentes eras de la Tierra parece que han logrado un tiempo extra a la evolución de los pterodáctilos, especies por casi todos creída ya perdidas.