Lo más nuevo en la lucha contra la infertilidad es realizar el trabajo inverso de la creación de gametas a partir de las células internas de los testículos.
Se han usado espermátidas de primera y segunda generación, para provocar la reducción cromátida y no solo lograr la mitad de la información genética, sino la transformación de estas células en espermatozoides con todos los elementos propios que lo caracterizan.
Investigadores internacionales del Hinxton Group, ha asegurado que en unos cinco años se podrían modificar las células normales del cuerpo humano (células somáticas) para convertirlas en gametos (espermatozoides u óvulos).
Desde el 2008 ya se anunció la posibilidad de obtener células pluripotenciales (aquellas que tienen la capacidad de convertirse en cualquier otro tipo de célula especializada) a partir de células de la piel.
Según publica la Revista Science, esto también permitiría convertir esas células adultas del escroto en células reproductoras abriendo la puerta a la reproducción de personas que hasta ahora no tenían estas posibilidades.
Desde el punto de vista teórico, esto permitiría obtener óvulos y espermatozoides incluso hasta de una misma persona, con el debate ético que esto podría ocasionar, pues un embrión fecundado a partir de ellos tendría como padre y madre a la misma persona y probables trastornos por consanguinidad.
Como no es clonación, la edad del niño o niña logrados, sería diferente a la de sus padres y sin achaques propias de la edad del progenitor.
Los hombre pueden aportar gametos X e Y y hasta no solo espermatozoides y óvulos según la variación del proceso empleado, en tanto las mujeres aportarían, por supuesto óvulo X, pero solo espermatozoides X.
Para generar embriones machos, es necesario el aporte del gen Y, de machos.
Es la primera vez que somos imprescindibles. ¡Hay que festejar!
Recopilado por Manlio E. Wydler