Esta esfera, uno de los tantos objetos cuya existencia no tiene explicación, fue encontrada en una cantera ucraniana allá por 1975. Al trabajador que la encontró a 8 metros de profundidad le extrañó su forma por ser una «bola» de gran regularidad. Decidió romperla, pero solo consiguió desconchar un pedacito, suficiente para ver que el interior parecía de cristal. Finalmente pensó que su hijo le sacaría más provecho para jugar y se la regaló. Éste, no dándole importancia, la olvidó en el colegio, donde un profesor la observó detenidamente y creyó que podía tener algún valor científico.
Tras años en el museo de la localidad, cayó en manos de dos reputados investigadores, que la sometieron a varias pruebas para determinar su origen, composición y demás datos de interés. Llegaron a interesantes conclusiones: tenía apariencia artificial, unos diez millones de años de antigüedad, no era totalmente esférica (8,75 cm. el eje mayor por 8,47 cm. el menor, estaba un poco ahuevada) y lo más importante, la densidad de su núcleo era menor que cero, es decir, ¡su masa era negativa!.
Estos datos dieron a entender a lo científicos que podría tratarse de un objeto construido por una civilización anterior a la nuestra. Algunos se han atrevido a plantear que la esfera sea en realidad una «pila» de antimateria, utilizada como fuente de energía por no sabemos quién hace millones de años.
FUENTE: Crónicas del misterio, de Lorenzo Fernández Bueno.
Eran exactamente las 23:16 del 15 de agosto de 1977 cuando el radiotelescopio Big-Ear de Delaware recibió una extraña señal. Venía del espacio exterior «en la dirección de Sagitario» y duró 37 segundos. La señal no se grabó, pero fue registrada por la computadora del observatorio, una vieja IBM con un mega de disco rígido. Unos días más tarde, Jerry Ehman, un joven astrónomo de la Universidad de Ohio State, descubrió revisando los registros la señal anómala más intensa jamás detectada por un telescopio. Al margen de la combinación alfanumérica (“6EQUJ5“), Ehman anotó la palabra “Wow!”, que le dio nombre a la señal. El extraño código provenía desde una dirección en la que la estrella más cercana está a unos 220 años luz. Todavía hoy nadie puede dar una explicación acerca de qué o quién lo emitió. Algunos piensan que se trató de una auténtica señal de una civilización extraterrestre con un transmisor de gran potencia. Otros, más escépticos, creen que fue provocada por un acontecimiento astronómico de enorme potencia.