Los investigadores médicos de la Memorial University of Newfoundland, St. John, NL, Canadá, realizaron un estudio piloto para investigar los efectos de la suplementación con aceite de coco directamente en las neuronas corticales tratada con el péptido Beta-amiloide in vitro. Beta-amiloide es el componente principal de ciertos depósitos encontrados en los cerebros de pacientes con la enfermedad de Alzheimer se cree que contribuyen a la enfermedad.
Los investigadores observaron que el aceite de coco mejora la función cerebral en sólo una dosis, mejorías significativas en pacientes con enfermedad de Alzheimer después de 45 y 90 días de tratamiento con los triglicéridos de cadena media del aceite de coco. Señalaron que este hecho impulsó a las farmacéuticas a lanzar medicamentos a base de coco, pero que el público ha mostrado mayor interés en aceite de coco en sí mismo como una terapia potencial, debido a su mayor accesibilidad y disponibilidad.
Los investigadores intentaron probar la hipótesis de que el aceite de coco es beneficioso para enfermedades neurodegenerativas mediante un experimento en ratas cuyas neuronas fueron expuestas a diversas combinaciones de péptido Aβ y aceite de coco, el resultado: el péptido Aβ reduce la supervivencia de las neuronas y el aceite de coco las protege contra esta reducción inducida por Aβ en tiempo de supervivencia. Los investigadores observaron que el aceite de coco impidide los cambios inducidos por el péptido Beta-amiloide en tamaño mitocondrial y circularidad. Estos resultados tienen gran importancia, ya que la función mitocondrial está comprometida a menudo en los pacientes con enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores concluyeron, “los resultados de este estudio piloto proporcionan una base para la posterior investigación de los efectos del aceite de coco, o sus componentes, en la supervivencia neuronal, centrándose en los mecanismos que pueden estar involucrados”.
Claramente, una de las maneras que el aceite de coco puede ‘rescatar’ el cerebro de los pacientes de Alzheimer es abordando el trastorno metabólico en el cerebro asociado con la condición, que se conoce como “diabetes tipo 3.” El cerebro envejece, se vuelve cada vez más resistente a la insulina, y por lo tanto incapaz de usar la glucosa eficientemente para satisfacer su demanda de energía. Afortunadamente, la naturaleza ha ideado una fuente de energía alternativa para el cerebro que es independiente de la utilización de la glucosa y la insulina , es decir, el uso de cuerpos cetónicos. El aceite de coco proporciona el sustrato para la producción inmediata de estos cuerpos cetónicos, lo que permite que cantidades significativas sean producidas en cuestión de sólo minutos después de la ingesta. Esta restauración de la función metabólica puede explicar notables recuperaciones en la función cognitiva.
Dejando a un lado la ciencia por un momento, tanto el coco, como las nueces, tienen forma de “cerebro”. Ambos alimentos están revestidos por un “craneo” y contienen dentro ácidos grasos ‘carne,’ que alimentan el órgano – el cerebro – al que se asemejan.