Un acontecimiento fortuito, ocurrido en los sótanos del Hospital St. Mary de Londres en la mañana del 28 de septiembre de 1928 iba a pasar a la Historia de la Ciencia y se iba a convertir en uno de los descubrimientos más importantes de la Humanidad.
En aquellos bajos de lo que hoy es el Imperial College, la curiosidad de Alexander Fleming le hizo no desechar una placa de estudio con bacterias del género Staphylococcus aureus consiguiendo así el primer antibiótico: la penicilina. Este hecho le llevó a ganar el Premio Nobel en 1945 y ha salvado cientos de millones de vidas a lo largo de todos estos años.
Esta es la historia que casi todos sabemos y hemos aprendido en los libros de texto, sin embargo existe un dato mucho más desconocido sobre aquel descubrimiento y es que, aquella primera bacteria de Fleming (el estafilococo dorado) apenas tardó unos años en desarrollar resistencia a la penicilina. En 1947, tan solo cuatro años después de que comenzase su producción al público, comenzaron a encontrarse los primeros ejemplos de Staphylococcus aureus inmunes a los antibióticos. Hoy en día, se ha convertido en una “superbacteria” resistente a todo lo que hemos ido innovando.
La evolución mediante selección natural actúa en todos los seres vivos y por supuesto en todas las escalas. Las bacterias también se adaptan a las nuevas amenazas a las que son expuestas, y su resistencia a los antibióticos (cada vez más potentes) se está convirtiendo en un problema global que nos afectará en menos tiempo del que creemos.
Y es un problema de mayor alcance del que podamos suponer y con implicaciones que seguramente no habríais considerado: un elevadísimo número de lo que en la actualidad consideramos grandes avances de la ciencia, como los trasplantes de órganos, el tratamiento de bebés prematuros, la quimioterapia o la gran mayoría de operaciones quirúrgicas que hoy utilizamos serían prácticamente imposibles sin antibióticos eficaces.
Hace unos días las instituciones estadounidenses encargadas del control y prevención de enfermedades (CDC) han desarrollado un demoledor informe con los datos actualizados de 2013. Este estudio ha sido portada de medios especializados como The Lancet o New Scientist con titulares tan potentes como “¿Estarán ahí los antibióticos cuando los necesites?”.
El problema no es solo de Estados Unidos. La resistencia a los antibióticos se ha convertido en uno de los asuntos más preocupantes a los que se enfrenta la Medicina del futuro: actualmente y solamente en Europa se estima que hay 400.000 infecciones al año causadas por bacterias multirresistentes y el número no ha parado de crecer en las últimas décadas. Los países del sur, como España, consumen más antibióticos que los del norte y en muchas ocasiones se utilizan de manera inadecuada. En Grecia por ejemplo las infecciones causadas por la bacteria K. pneumoniae resistente a los antibióticos pasó del 49% al 68% en tan solo un año.
El mal uso de los medicamentos hace menos eficaces a los antibioticos
Porque lo cierto es que la cuestión no solo radica en la rápida adaptación de las bacterias a los nuevos antibióticos sino que, nosotros mismos estamos ayudando a la propagación del problema por culpa del abuso y mala utilización de los medicamentos. Somos en gran parte responsables de este desaguisado y por eso en el propio informe del CDC en este 2013 se incluyen algunos consejos y prácticas que debemos saber cuando utilizamos antibióticos.
Abuso y mala utilización de antibióticos.
Debes saber que los antibióticos solamente son eficaces para un determinado tipo de enfermedades. Las infecciones víricas tienen sus propios tratamientos y el público en general debe saber que automedicarse utilizando antibióticos para una simple gripe o un catarro no sirve de nada, y lo que es peor: que aumenta la resistencia de un gran abanico de bacterias.
Es fundamental no actuar por nuestra cuenta y acudir al médico siguiendo al pie de la letra tanto sus indicaciones como las recomendaciones que existen en el propio medicamento. A su vez es de vital importancia terminar completamente el tratamiento… porque tan perjudicial es tomar antibióticos cuando no están indicados, como dejar de tomarlos prematuramente cuando sí lo están.
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En muchas ocasiones, el paciente que está tomando antibióticos correctamente, abandona el tratamiento al más mínimo síntoma de mejoría. Como nos encontramos mejor decidimos unilateralmente dejar de tomar el medicamento, dejando así a muchas bacterias con vida y listas para adaptarse al nuevo antibiótico.
Hay que saber que es necesario erradicar casi el 100% de los organismos infectantes para prevenir con éxito la aparición de una resistencia microbiana, por lo que dejar el tratamiento a medias simplemente porque creemos estar curados también repercute negativamente. Aunque te encuentres mejor, debes finalizar el tratamiento de antibióticos completamente ya que las bacterias debilitadas que aún quedan con vida pueden terminar adaptándose al antibiótico en las próximas generaciones.
Debemos tomar conciencia del problema de inmediato porque en palabras de The Lancet: Dentro de pocos años, podríamos estar frente a contratiempos médicos, sociales y económicos muy graves, salvo que tomemos medidas de prevención coordinadas sin precedentes a escala mundial.