Un túnica de lana de época previkinga, encontrada junto a un glaciar descongelado en el sur de Noruega, muestra cómo el calentamiento global se está convirtiendo en una bendición para la arqueología, dijeron el jueves científicos.
La holgada prenda de color marrón grisáceo, adecuada para una persona de 1,76 metros de altura, fue encontrada a 2.000 metros sobre el nivel del mar en lo que podría haber sido una ruta comercial de la época romana en el sur de Noruega.
La datación por radiocarbono mostró que fue fabricada en torno al 300 d.C. «Es una pena que se estén descongelando los glaciares, pero es algo emocionante para los arqueólogos», dijo Lars Piloe, un arqueólogo danés que trabaja en los glaciares noruegos, en la primera exhibición pública de la túnica, que ha sido estudiada desde que se encontró en 2011.
Un guante y un bastón ornamentado vikingos del 800 d.C., un zapato de cuero de la Edad de Bronce y antiguos arcos y cabezas de flechas utilizados para cazar renos están también entre las 1.600 piezas encontradas en las montañas del sur de Noruega desde que el deshielo se acelerase en 2006.
«Esto es sólo el comienzo», dijo Piloe, augurando nuevos descubrimientos.
Deshielo de los glaciares
El descubrimiento en 1991 de Otzi, un hombre prehistórico que deambulaba por los Alpes hace 5.300 años entre Austria e Italia, es el hallazgo más famoso encontrado en un glaciar. En los últimos años, ha aparecido material arqueológico desde Alaska hasta los Andes, en muchos casos debido al deshielo de los glaciares.
La disolución está causada por el cambio climático, provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano a partir de la quema de combustibles fósiles.
Los arqueólogos dijeron que la túnica mostraba que el glaciar Lendbreen de Noruega, donde fue encontrada, no era tan pequeño desde el 300 d.C. Con la exposición al aire, los tejidos antiguos sin tratar pueden desintegrarse en semanas a causa de los ataques de insectos y bacterias.
«La túnica estuvo bien utilizada, fue reparada varias veces», dijo Marianne Vedeler, una experta conservadora del Museo de Historia Cultural de Noruega.
La túnica está hecha de lana de oveja con un adorno de diamante ennegrecido con el tiempo. Sólo un puñado de túnicas similares han sobrevivido tanto tiempo en Europa.
Para los expertos en Oslo una de las grandes incógnitas es por qué alguien dejaría una cálida túnica en un glaciar.
Una posibilidad es que el propietario padeciera una hipotermia en una tormenta de nieve, que en algunas ocasiones provoca la falsa sensación de calor que lleva a quitarse ropa a los que la sufren.