Esta historia ocurrió hacia finales del año 2008. Una pareja malaya que volvía de sus vacaciones, encontró un hombre de 26 años desmayado en el suelo de su casa con fatiga y deshidratación. Inmediatamente llamaron a una ambulancia para que recibiera atención médica y posteriormente dieron parte de lo sucedido a la policía local.
El desconocido dijo a la policía que, había entrado la casa con la intención de robar, pero que al cabo de unos momentos dentro de la vivienda, notó como si estuviese en una cueva. Cada vez que intentaba escapar del lugar una fuerza sobrenatural lo arrojaba al suelo.
El ladrón afirmó además que el supuesto fantasma lo había mantenido sin comida ni agua durante tres días. El asaltante fue llevado al hospital Kemaman y ya ha recuperado totalmente la salud, según el policía Abdul Marlik Hakim Johar.
A pesar de la poca credibiilidad que en un principio le otorgaron las autoridades, terminaron por creer en la historia por el miedo genuino que transmitía el desafortunado ladrón al narrar su historia.
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