Las brújulas tradicionales (las que utilizan una aguja imantada) y una larguísima lista de modernos instrumentos de posicionamiento y geolocalización -desde las apps de nuestros teléfonos inteligentes hasta los sistemas de navegación de los barcos- funcionan basándose en los campos magnéticos de la Tierra.
Uno de los elementos básico del complejo magnetismo terrestre es la situación del polo Norte magnético, un punto que -a diferencia del estable polo Norte geográfico- se mueve constantemente en función de procesos todavía no conocidos con exactitud como el movimiento de las masas de hierro líquido en las capas internas del planeta.
La situación del polo Norte magnético fue determinada por primera vez por James Clark Ross en 1831 en el Ártico canadiense. Poco después se pudo comprobar que este punto se desplazaba en dirección a Rusia, primero a una velocidad de unos 15 kilómetros por año y, en las últimas décadas, a casi 55 km por año.
Desde mediados del siglo XIX hasta ahora, el polo Norte magnético ha sufrido una deriva -en distintas direcciones- de 2.250 km.
Conocer como se produce el desplazamiento de este punto y, en general, como se distribuye el magnetismo en la superficie de toda la superficie terrestre (el denominado Modelo Magnético Mundial, WMM por sus siglas en inglés) es de gran importancia para garantizar la precisión de los instrumentos y sistemas indicados anteriormente.
La versión actualizada del Modelo Magnético Mundial, presentada esta semana, muestra -entre otros datos de gran interés- que el polo Norte magnético seguirá desplazándose en los próximos años hacia Siberia a una velocidad de unos 40 km por año, es decir, algo más lento que en las últimas décadas.
Los motivos exactos de este desplazamiento siguen sin estar del todo determinados, aunque los expertos tienen cada vez más clara su relación con el giro de algunas de las capas del interior de la Tierra.
La actualización del WMM ha sido publicada por los Centros Nacionales de Información Ambiental de Estados Unidos (dependiente de la NOAA) y y el British Geological Survey, con el apoyo del Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES).
“Las empresas de teléfonos inteligentes y electrónica de consumo confían en el WMM para proporcionar a los consumidores aplicaciones de brújula, mapas y servicios GPS precisos. El WMM es también la herramienta de navegación estándar para la Administración Federal de Aviación, el Departamento de Defensa de los EE. UU., la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y otras entidades”, recuerdan las instituciones científicas responsables de la actualización de este modelo.
Los estudios preliminares para la actualización del WMM fueron publicados en la revista científica Nature el pasado mes de enero, ver más información en La Vanguardia .
La actualización del WMM muestra la localización de las Zonas oscuras o áreas en las que se registran variaciones muy importantes de los campos magnéticos y las Zonas de precaución, donde las brújulas y otros sistemas pueden comenzar a mostrar a errores.
FUENTE: La Vanguardia