Por siglos la Iglesia ha retratado la crucifixión de Cristo con sus brazos estirados horizontalmente sobre la cruz, pero los científicos piensan que este tipo de muerte era más cruel de lo que se creía hasta ahora, y que los brazos de la víctima estaban clavados a cierta altura sobre su cabeza.
Un equipo internacional que se halla estudiando el Santo Sudario de Turín, una sábana en la que aparece la supuesta figura del nazareno, ha declarado que sin importar cómo fue creada la imagen, ésta sugiere que durante la práctica de la crucifixión la víctima era suspendida en forma de “Y”. El Santo Sudario es una de las reliquias más estudiadas en la historia y la opiniones sobre su autenticidad varían. Mientras que algunos piensan que se trata de una falsificación medieval cuyo autor podría llegar a ser el genial Leonardo Da Vinci, otros aseguran que es producto de la divinidad de quién resucitó estando envuelto en esta tela de lino. Cualquiera sea el caso, el sudario muestra la apenas perceptible figura de un hombre desnudo quien, entre otras heridas visibles, presenta líneas de sangre que parecen haber recorrido sus brazos hacia el torso.
Matteo Borrini, de la Universidad John Moores de Liverpool, piensa que vale la pena estudiar el Sudario: “Incluso si se trata de una falsificación, es una obra de arte más que interesante y una muestra de la ingenuidad humana”. Borrini quería saber si las manchas de sangre en el brazo izquierdo, las más visibles, eran consistentes con el flujo de la sangre desde la muñeca de una persona crucificada. Para conocer la respuesta, le pidió a Luigi Garlaschelli de la Universidad de Pavia, Italia, asumir diferentes posturas de crucifixión mientras que una cánula goteando sangre era sujetada a su muñeca. El resultado obtenido es que las marcas del Santo Sudario corresponden efectivamente a una crucifixión, pero sólo si los brazos del crucificado estaban puestos sobre la cabeza formando una “Y” con el resto del cuerpo; algo que se opone a la clásica representación artística en forma de “T”. “Debió ser una posición muy dolorosa capaz de crear una gran dificultad respiratoria”, dice Borrini. “Alguien crucificado de esta forma podía morir asfixiado”.
Borrini agrega que posiciones similares fueron utilizadas durante torturas medievales, pero en estos casos las víctimas eran colgadas de una viga con sus manos atadas a ella mediante una soga. La nueva investigación confirma experimentos anteriores como los efectuados por Gilbert Lavoie, un doctor de Massachusetts que sostenía la noción de la crucifixión en forma de “Y” como la más acertada: “El flujo de la sangre es absolutamente consistente con lo que se observa en el Sudario”, escribió Lavoie en su libro Unlocking the Secrets of the Shroud.
En el arte, la mayoría de representaciones de la escena de la crucifixión muestran a Jesús en la postura en forma de “T”, algo que sería incorrecto si tomamos en cuenta lo que se observa en el Santo Sudario de Turín. Pero no todos los artistas representaron al nazareno de la misma forma; por ejemplo, al igual que otros pocos, el pintor flamenco Peter Paul Rubens representó a Jesús repetidamente con sus brazos sobre su cabeza.
En consecuencia, ¿es esta otra evidencia a favor de la autenticidad del Sudario? ¿O acaso demuestra que su perpetrador artístico tenía los conocimientos y habilidades suficientes para crear los patrones de sangre correspondientes a una crucifixión real y no «bíblica»?