Tiene 8 años, pero pesa solo 11 libras y tiene el tamaño, el desarrollo físico y las características de un bebé. Poco ha cambiado desde su nacimiento y, por lo que parece, aunque cumpla más años su «edad» seguirá estancada en la infancia.
Se trata de la niña Gabby Williams, de Billings, Montana, que padece un raro y misterioso trastorno genético que ha frenado su proceso de desarrollo y envejecimiento. Su madre debe cambiarle los pañales, alimentarla y darle todos los cuidados que se le dan a un bebé. Pero aquí precisamente está la clave: en Gabby el tiempo biológico se ha separado del tiempo cronológico y aunque ha vivido 8 años su organismo permanece en el primero.
Según el relato de la televisora ABC, Gabby y algunas otras pocas personas padecen esta extraña suspensión (o fuerte ralentización) del desarrollo y el envejecimiento: una mujer de 31 años en Brasil tiene el cuerpo de una pequeña de dos años y un hombre de 29 años de Florida tiene el de un niño de 10 años. Un programa de TV del canal de cable TLC que se estrena la noche del lunes 19 de agosto pone énfasis en la historia de Williams.
Según relata la ABC, el especialista Dr. Richard F. Walker investiga en el Children’s Hospital de San Petersburgo, Florida, esta enigmática condición que si bien ralentiza el proceso de envejecimiento, también ocasiona considerables problemas médicos y carencia de habilidades a los afectados.
Pero en el fondo de su mal se encuentra el componente genético –el mecanismo de encendido- que desata el proceso de desarrollo y después del envejecimiento. Ese mecanismo no ha sido activado, o bien su desarrollo es sustancialmente más lento de lo normal, por lo que podría decirse que goza de una «eterna infancia».
El estudio de Walker pretende entender este fenómeno. Si lograra ser identificado y controlado, ese botón genético podría apagarse, por ejemplo, a los 20 años y la persona continuaría su vida con esa edad sin el proceso de deterioro y envejecimiento posteriores. Aunque seguiría expuesta a enfermedades, accidentes y otros problemas, su organismo no sufriría el deterioro de la vejez y, en teoría, vivir indefinidamente en tanto se mantenga sano y seguro.
Pero aún es muy pronto para lograr esa «eterna juventud», si es que alguna vez se logra. Por ahora, la niña Gabby Williams y las otras personas que sufren este trastorno enfrentan una enorme incertidumbre. No hay manera de saber cuál es la expectativa de vida de Williams o si su desarrollo permanecerá estancado o se acelerará en el futuro.
-Jesús Del Toro es director del periódico RUMBO de Houston. @JesusDelToro