La evolución y los astronautas ancestrales

Los mitos y leyendas quieren decir algo, pero por diversos factores distan de explicar realidades.

Cuando el génesis habla de los hijos de los hombres y de los hijos de dios, si se razona un poco, muestra algo que siempre se pasó por alto, que una estirpe humana era de factura animal, natural-hoy sabemos evolutiva- y otra una modificación realizada por dios, sus ángeles o algo no terrestre y venido desde el cielo: que generó a los hombres modernos.

Les muestro esta investigación, que seguramente direccionará sus mentes a pensar algo semejante o mejor, que me gustaría que en los comentarios me lo relataran.

Análisis complementarios en los genomas de Humanos y chimpancés han indicado que esta bifurcación evolutiva fue compleja, con posibles cruces entre los ancestros de ambas especies, señala el Broad Institute en un comunicado. (Nature).

El Broad Institute es un centro de investigación que aúna los esfuerzos del Massachussetts Institute of Technology (MIT), de la Universidad de Harvard y del Whitehead Institute.

Para intentar comprender mejor la evolución de los humanos a partir de los chimpancés, un equipo de investigadores del Broad Institute, liderados por David Reich, un profesor del Departamento de Genética de la Harvard Medical School, examinó los genomas de ambas especies.

Las diferencias entre las secuencias del ADN del hombre y el mono fueron el resultado de mutaciones genéticas, que a menudo se acumularon en proporciones estables. Por esa razón, a partir de ellas se puede conocer el tiempo que ha pasado desde la diferenciación entre una especie y otra.

Los investigadores del Broad Institute compararon directamente las secuencias completas de los genomas de humanos y chimpancés, así como la información parcial de los genomas de otros primates, como los gorilas, los orangutanes y los macacos. A partir de todos los datos, escudriñaron las variaciones genéticas y la “edad” de los genes en localizaciones concretas dentro del genoma humano completo. Esto les permitió determinar el grado de madurez presente en todos nuestros genes, una que no había sido posible descubrir en estudios previos (observación clave).

Los resultados fueron inesperados en lo que se refiere a cómo nos separamos de nuestros parientes más cercanos: los chimpancés. Indican que la estructura de población existente en la época en que los humanos y los monos se diferenciaron unos de otros era distinta a cualquier población de monos actual. Reich y sus colegas deducen, por tanto, que algo muy extraño sucedió en ese momento.

La idea de que algunas partes del genoma humano podrían ser más antiguas que otras no es nueva. Sin embargo, el grado con que las diversas edades de los genes fluctúan de una región a la siguiente no había sido explorada hasta ahora y, cuando se ha conseguido, ha producido algunas sorpresas.

Estos científicos descubrieron que el genoma humano estuvo relacionado con el de los chimpancés durante un periodo de más de 4 millones de años, mucho más de lo que se esperaba. Además, comprobaron que las regiones del ADN humano más jóvenes eran aún más jóvenes de lo que se creía: no más de 6,3 millones de años y quizá menos de 5,4 millones de años.

Estas estimaciones sitúan el momento de la diferenciación de la especie humana con respecto a los chimpancés alrededor de uno o dos millones de años después de lo que se había calculado previamente. Estos cálculos estaban basados en el hallazgo de un fósil con el sobrenombre de “Tumai”.

Tumai, que en lengua kunarí significa “esperanza de vida”, fue encontrado en la República del Chad en el año 2001. Data de hace siete millones de años y, según algunos investigadores, sería el último ancestro de una línea común entre el chimpancé y los homínidos. Este fósil muestra diversas características similares a los hombres, en la dentición o en la estructura de su esqueleto, lo que indica que ya andaba erguido, razón por la cual es considerado por algunos especialistas como un homínido.

Pero quizá el fósil de Toumaï sea más reciente de lo que inicialmente se pensó, afirman los expertos. Y si los datos genéticos analizados son correctos, implicarían que la evolución de la especie humana a partir del chimpancé ocurrió después, y además durante un largo periodo de tiempo, con fases de mezcla entre especies antes de que ambas se dividieran por completo.

Éstas mezclas o hibridaciones, el intercambio genético entre dos especies distintas, podría incluso añadir otra sorpresa a los descubrimientos. Mientras que el ADN que forma los autosomas o cromosomas asexuales humanos muestra la edad esperada, los investigadores descubrieron que casi todo el ADN del cromosoma X se hallaba en el extremo más joven del espectro de las mediciones temporales.

De hecho, predijeron que el cromosoma X podría ser una media de 1,2 millones de años más joven que el resto. Esta diferencia podría significar un pasado evolutivo inusual, y daría muestras de la existencia de la hibridación, que expuso a los cromosomas sexuales a una selección evolutiva más fuerte que al resto de cromosomas asexuales.

De la “edad” del cromosoma X, los científicos deducen que nuestros ancestros se separaron inicialmente de los chimpancés, pero que ambas poblaciones continuaron cruzándose genéticamente antes de que se diera la división definitiva, hace menos de 5,4 millones de años.

Según The Washington Post, ambas especies debieron compartier un ancestro común que les dio sus cromosomas X y lo hizo más recientemente que los ancestros que les dieron el resto de cromosomas.

Y añade: “La mejor explicación, piensan los científicos, es que los humanos primitivos y los chimpancés se separaron uno del otro no una vez, sino dos. La primera oportunidad fue hace más de 6,3 millones de años. La segunda vez fue al menos un millón de años después”.

El artículo añade que los fósiles antiguos (entre 6,3 y 5,4 millones de años), pertenecientes a proto-humanos que probablemente eran bípedos y tenían apariencia humanoide, debieron pertenecer a la primera bifurcación entre humanos y chimpancés. Esa rama, concluyen, seguramente desapareció. Si no hubiera sido así, el cromosoma X del hombre moderno sería tan viejo como el resto de cromosomas.

Nuevos estudios deberán concretar aún más todo este proceso, en el que la hibridación pudo tener una importante influencia. Hasta ahora, se había creído que estas especies no se mezclaban, pero los científicos señalan que esta creencia podría deberse a la falta de de estudios de estos cruces entre individuos poco diferenciados primitivos. Según estos científicos, la hibridación puede ser la explicación de los ajustes rápidos que la biología evolutiva no ha conseguido comprender.

Si sumamos a esto que parece también que sucedió algo similar con los orangutanes, que tienen mayor cantidad de coincidencias morfológicas con los humanos que con los chimpancés, podríamos decir que una intervención exógena, del tipo alien, sucedió varias veces y en diferentes lugares del mundo.

Podrían incluso haber modificado artificialmente los cromosomas X e Y, para producir las hibridaciones con ellos miemos en una forma más placentera, Cosa que durante milenios pudo verificarse: “comprobaron la belleza de las mujeres terráqueas” y mejoraron las estirpes.

Recopilado por Manlio E. Wydler

6 respuestas a «La evolución y los astronautas ancestrales»

  1. No esta claro y es muy dificil determinar el momento de la separacion entre chimpaces y humanos o lo que es lo mismo, el momento en el que se desvia la evolucion. Pudieron haberse extinguido varias subespecies hasta dar lugar a las diversidad de hominidos. Es un asunto muy dificil de determinar se pueden acercar pero despues surgira un nuevo resto que truncara todo de nuevo

  2. Todo parece indicar que ambos primates se alejaron y acercaron dos veces antes que los génros se definieran separadas finalmente. Con creación de muchas especies intermedias.

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