SmartBus, el primer tren eléctrico sin conductor que no usa vías

Desde hace ya varios años, las investigaciones e innovaciones tecnológicas posicionan a la electricidad, como la principal fuente energética para los medios de transporte del futuro. El sector está impulsando con un gran esfuerzo la fabricación de automóviles eléctricos, incluso autónomos, capaces de circular sin la ayuda del ser humano.

La misma tecnología servirá en el futuro para abaratar enormemente los costos de los transportes públicos, y China, tiene muy claro éste propósito. La empresa china CRRC, ha construido el primer tren eléctrico que no utiliza vías.

El tren chino que revolucionará el mundo.

Cuando hablamos del tren, nos remontamos a una época en la que la aparición de los primeros trenes a carbón revolucionaron la historia de la tecnología moderna. Con los años, éstas viejas locomotoras impulsadas por calderas, fueron sustituidas por motores eléctricos que recibían alimentación de cables de alta tensión. Esta tecnología se ha transportado a los trenes subterráneos para no interferir en el tráfico con el resto de coches. Pero el próximo paso es el transporte público inteligente y eléctrico.

Así lo han hecho en la ciudad China de Zhuzhou, donde se ha presentado el primer tren eléctrico autónomo llamado Smart Bus. Une lo mejor de los vehículos de transporte con la tecnología más puntera. Su sistema modular permite construir un coche de dos a cuatro vagones donde caben unas 307 personas.

SmartBus: Basado en tecnología inteligente

Pero su innovadora importancia radica en un su chasis. Por los lados y los extremos se ubican unos sensores que mantienen el vehículo en su trayectoria, representada por dos líneas discontinuas en el suelo, y otros de proximidad que avisan de la cercanía con otros objetos de la vía. Su motor, alimentado por unas baterías de 25 km de autonomía, le permite alcanzar los 70 km/h, suficiente para circular por cualquier ciudad. Si el proyecto sigue a buen ritmo lo veremos circulando en China en el transcurso del año 2018, tres años antes que el Hyperloop europeo.

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